La fiesta de Yule (alrededor del 21 de diciembre) se celebra cada solsticio de invierno cuando el sol alcanza los 0 grados en capricornio. El solsticio marca el punto de inflexión en el descenso del sol hacia la oscuridad, es el día más corto y la noche más larga del año. A partir de este momento los días se hacen cada vez más largos durante un período de seis meses hasta la llegada del solsticio de verano, por eso esta fecha fue y sigue siendo celebrada por muchas culturas como el día de un nuevo nacimiento, pues el sol llega para alejar las tinieblas y traer luz y vida. Las brujas celebran este sabbat como un tiempo de renovación y esperanza.
Es fácil ver paralelismos entre Yule y la Navidad. Esta fiesta duraba originalmente 12 días y constituía sobre todo una fiesta de la familia en la que se celebraban banquetes y se intercambiaban regalos, ¿os suena? Aunque ésta celebración se remonta hasta la antigua Roma, cuando los romanos observaban Saturnalia y celebraban el festival de la deidad romana Mitras (dios del sol). En la mayoría de lenguas europeas navidad, natividad y yule se entienden como sinónimos de una misma celebración. El concepto de Navidad ya no solo pertenece a la gente que lo practica, la sociedad en general la ha adoptado como una fiesta popular y muchos hogares no religiosos la celebran.
La fecha del nacimiento de Jesús, que es lo que se conmemora en estas fiestas, es desconocida. La Iglesia decidió fijar esta fecha debido a los problemas que estaba teniendo para luchar contra el paganismo, escogieron una importante fiesta pagana cuya connotación pudiera ser similar al nacimiento de Jesús y así suplantar esta fiesta. La fecha elegida fue el solsticio de invierno, un fenómeno del que todas las culturas antiguas eran conscientes y muchas de ellas celebraban, por lo que estaríamos hablando de una apropiación en toda regla, escogieron el “nuevo nacimiento” del sol para celebrar el nacimiento de Jesús.
Muchas tradiciones paganas han perdurado en el tiempo pero la que más nos llama la atención es la de los orígenes mágicos del árbol de navidad o mejor dicho el árbol de Yule. Antes de la llegada del cristianismo los paganos introducían en sus casas plantas perennes como acto de ofrenda al dios del sol, para representar al árbol de la vida, debido a que los árboles de hoja perenne retienen sus agujas incluso durante los fríos meses de invierno, simbolizan el triunfo de la vida sobre la muerte. La gente bailaba alrededor de los abetos mágicos y los decoraba con huevos pintados, amuletos y flores. Es muy probable que los árboles de Navidad tengan su origen en esta vieja tradición ya que antes de la llegada de los cristianos a Europa no se conoce que realizaran esta práctica.
Quemar el tronco de Yule es otra antigua tradición que los paganos celebraban en solsticio de invierno y nos encanta. En la víspera de Yule, las brujas encienden un fuego para simbolizar el regreso del sol. Después de que el fuego se apague, cualquiera que lo desee puede coger cenizas y envolverlas en un paño para colocarlo bajo la almohada esa noche. No os asustéis si tenéis sueños raros, las cenizas ayudan a tener sueños que nos sirvan de orientación para el próximo año.
Y ahora que ya conoces un poco más sobre los orígenes de la Navidad ¿te animas a probar a quemar el tronco de Yule? ¡Nosotras lo haremos seguro!
Es fácil ver paralelismos entre Yule y la Navidad. Esta fiesta duraba originalmente 12 días y constituía sobre todo una fiesta de la familia en la que se celebraban banquetes y se intercambiaban regalos, ¿os suena? Aunque ésta celebración se remonta hasta la antigua Roma, cuando los romanos observaban Saturnalia y celebraban el festival de la deidad romana Mitras (dios del sol). En la mayoría de lenguas europeas navidad, natividad y yule se entienden como sinónimos de una misma celebración. El concepto de Navidad ya no solo pertenece a la gente que lo practica, la sociedad en general la ha adoptado como una fiesta popular y muchos hogares no religiosos la celebran.
La fecha del nacimiento de Jesús, que es lo que se conmemora en estas fiestas, es desconocida. La Iglesia decidió fijar esta fecha debido a los problemas que estaba teniendo para luchar contra el paganismo, escogieron una importante fiesta pagana cuya connotación pudiera ser similar al nacimiento de Jesús y así suplantar esta fiesta. La fecha elegida fue el solsticio de invierno, un fenómeno del que todas las culturas antiguas eran conscientes y muchas de ellas celebraban, por lo que estaríamos hablando de una apropiación en toda regla, escogieron el “nuevo nacimiento” del sol para celebrar el nacimiento de Jesús.
Muchas tradiciones paganas han perdurado en el tiempo pero la que más nos llama la atención es la de los orígenes mágicos del árbol de navidad o mejor dicho el árbol de Yule. Antes de la llegada del cristianismo los paganos introducían en sus casas plantas perennes como acto de ofrenda al dios del sol, para representar al árbol de la vida, debido a que los árboles de hoja perenne retienen sus agujas incluso durante los fríos meses de invierno, simbolizan el triunfo de la vida sobre la muerte. La gente bailaba alrededor de los abetos mágicos y los decoraba con huevos pintados, amuletos y flores. Es muy probable que los árboles de Navidad tengan su origen en esta vieja tradición ya que antes de la llegada de los cristianos a Europa no se conoce que realizaran esta práctica.
Quemar el tronco de Yule es otra antigua tradición que los paganos celebraban en solsticio de invierno y nos encanta. En la víspera de Yule, las brujas encienden un fuego para simbolizar el regreso del sol. Después de que el fuego se apague, cualquiera que lo desee puede coger cenizas y envolverlas en un paño para colocarlo bajo la almohada esa noche. No os asustéis si tenéis sueños raros, las cenizas ayudan a tener sueños que nos sirvan de orientación para el próximo año.
Y ahora que ya conoces un poco más sobre los orígenes de la Navidad ¿te animas a probar a quemar el tronco de Yule? ¡Nosotras lo haremos seguro!